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Finca Vigía, el hogar de Hemingway en La Habana

Equipo Editorial
Cultura Cubana

La afamada Finca Vigía,  mansión enclavada en un entorno edénico del poblado San Francisco de Paula, a unos 15 km de La Habana, hace muchos años se abre al mundo, como Museo Ernest Hemingway. Lugar donde viviera desde 1940 a 1960 del escritor estadounidense autor de «Adiós a las armas» y «Por quién doblan las campanas», Premio Nobel de la Literatura en 1954.

Se sabe poco de las razones más íntimas que hicieron a aquel hombre brillante, de agitada vida de corresponsal de guerra y creador literario prolífico vivir en este lugar.

The living room of the Finca Vigía.

 En cambio sí se conoce que fue su tercera esposa Martha Gelhorn la que lo convenció en 1939 para mudarse a Finca Vigía, descubierta por ella,  para abandonar el hotel Ambos Mundos.

Se mudaron allí el 28 de diciembre de 1940. Pero fue su esposa Mary Welsh la que acondicionó la mansión y sugirió la construcción de nuevas instalaciones, quien la convirtió en una casa de estilo práctico, moderno, un auténtico y confortable hogar, al mismo tiempo espléndido, hecho según  el gusto y hábitos peculiares del escritor, y de ella, por supuesto.

Una estrecha sinergia hogar-escritor surgió allí, el sitio de residencia más estable que tuvo Hemingway en su vida. En el lugar dio fin a Por quién doblan las campanas y escribió «El viejo y el mar», «París era una fiesta e Islas en el Golfo», al igual que  trabajos periodísticos.

Unas cuatro hectáreas de extensión ocupan el área donde se asienta Finca Vigía, rodeada por áreas de vegetación tropical siempre verde, abrigo para diferentes especies de la fauna cubana, como sus vistosas aves canoras.

La casona acogedora guarda todo tal y como el creador lo dejara, algo que sugiere que de momento fuera aparecer en cualquier recodo. También están el bungalow, la torre de observación, la piscina y el yate Pilar de sus aventuras.

El lugar donde amanecía escribiendo de pie ante su máquina de escribir, sus cuadros con motivos taurinos, sus trofeos de caza, sus discos y su bien surtida biblioteca, abarrotada de libros, documentos y papeles.. Todo lo rememora.

Vale mucho la pena visitar Finca Vigía y recrearse en ese cosmos enriquecedor del escritor,  donde vivió hasta casi estar a punto de tomar la decisión más dramática de su existencia, al sentirse muy enfermo, hospitalizado y en Estados Unidos, el dos de julio de 1961.